El bosque de laurisilva siempre verde se nutre de las lluvias de las nubes de los vientos alisios, de numerosos manantiales y del agua que gotea de las paredes rocosas en invierno. Los helechos gigantes, las raras flores silvestres, los musgos y las espesas lianas que cuelgan de los árboles hacen que Los Tilos parezca una auténtica selva.
Fotos: Inés Dietrich